Si el mundo no se acabó tarareando al Fary ni con el crack del 29... ~ Pruébame blogger!

viernes, 21 de diciembre de 2012

Si el mundo no se acabó tarareando al Fary ni con el crack del 29...

Estaban en la sala peligrosa. Se llamaba así porque era un sitio mágico, un sitio donde todo era posible si se sabía controlar por alguien experto. También es cierto que era un sitio muy limitado, la magia de aquel sitio solo se podía usar en los interiores de aquel lugar y nunca hacia fuera, y su potencia era bastante pequeña... para cualquiera de los 12 e incluso para muchos otros tocados con el don pero que no podían formar parte de los elegidos. Era una especie de santuario arcano, protegido y aislado del exterior y de los no iniciados y que solo se podía hallar por los que si lo estaban o acumulaban suficiente poder. Antonio había pasado la primera prueba: encontrarlo. Ahora se encontraba junto con el viejo maestro, ejercitándose en sus recién descubiertas habilidades, pues aquella sala aparte de sitio de reunión y escondrijo secreto se usaba como entorno seguro para entrenamiento arcano avanzado. Tenían que darse prisa, pues evidentemente, pese a la impermeabilización de la sala a la magia, una pequeña parte del rastro que dejaban las alteraciones en el flujo mágico de los hechizos que se lanzaban dentro terminaba filtrándose afuera, haciéndose posible un rastreo por cualquiera con suficiente sensibilidad natural. Así es como Antonio la encontró sólo siguiendo su instinto, casi sin ayuda y sin experiencia previa; era de esperar que cualquier jinete o enemigo pudiera encontrarla en muchísimo menos tiempo. Y también estaba el renegado Máximo, conocedor de su existencia y sabían que yendo allí podían caer en una emboscada. Por esto, el viejo maestro siempre estuvo reluctante a traer a Antonio allí, pero no quedaba tiempo ni opciones, ni había otras alternativas mejores para prepararse, y así lo habían acordado los demás sabios con él. Antonio hacía progresos; mientras el viejo anciano creaba todo tipo de criaturas extrañas casi de la nada e improvisaba enfrentamientos simulados alimentándose de la energía que brotaba de aquellos viejos muros de roca (para no gastar sus propias energías), el nuevo sabio debía usar no solo su talento mágico sino también su destreza y su inteligencia para derrotarlos. El anciano hacía una mueca de complacencia cada vez que Antonio averiguaba los puntos débiles de sus enemigos o creaba algún hechizo con una habilidad y destrezas poco comunes. No se había equivocado con él, era bueno, muy bueno. Pero tenía un gran defecto: su magia era poco potente, y aunque lo suplía con arrojo, valentía y creatividad, aún no tenía posibilidad de aguantar frente a un jinete. Y lo que es peor, no parecía que el entrenamiento ni aquel ambiente tan saturado e imbuído de magia concentrada, estuvieran desarrollando sus reservas, sin las cuales nunca podría crear hechizos más complejos, duraderos y poderosos. Parecía que había algo que lo bloqueaba, algún límite natural o psicológico que evitaba que Antonio desarrollara su verdadero potencial. ¡Había que averiguar qué era y rápìdo!

2 comentarios:

Diego Alcaraz Hernández pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Sala peligrosa... suena a Patrulla X! xD

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

¿en serio? :D

 

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